Nos referiremos muy
escuetamente a los ambientes
contaminados que facilitan la incorporación de toxinas a nuestro cuerpo, así
como el aire contaminado y los campos de
energía electromagnética parásitos.
Ya vimos la importancia de
mantener la adecuada oxigenación de los tejidos pues las células cancerosas no
pueden vivir en un medio debidamente oxigenado, sin embargo muchos de nosotros
vivimos en ciudades muy contaminadas o trabajamos en ambientes viciados con
altos niveles de contaminación, respirando todo el tiempo aire impregnado de tóxicos que van de los
pulmones a la sangre agravando la hipoxia tisular y la acidez plasmática.
Otro factor importante que está
marcando la vida del hombre moderno es el uso de cosméticos, productos de aseo
personal, tintes, cremas y químicos usados para el aseo de hogares, oficinas,
piscinas, etc. llevando grandes cantidades de sustancias toxicas a la sangre ya
sea por ingestión como por contacto con la piel y las mucosas incrementando la
carga toxica de la sangre.
Con el desarrollo tecnológico
alcanzado es muy común para gran cantidad de personas vivir, trabajar y
descansar en ambientes muy contaminados con campos electromagnéticos parásitos.
Hace menos de cien años apenas una pequeña fracción de la humanidad tenía
electricidad, hoy en día cualquiera tiene un teléfono celular, nuestras casas y
trabajos están repletos de equipos electrónicos que aportan vibraciones de baja
frecuencia que interfieren el correcto funcionamiento de nuestro sistema
energético bloqueando los chakras y los canales energéticos del ser humano,
esto es muy dañino sobre todo a la hora de dormir que es el momento donde
nosotros nos reequilibramos, nos recargamos y nos regeneramos para poder
mantener nuestro cuerpo sano.
También se pueden agregar
exámenes y tratamientos médicos radiológicos como resonancias, tomografías,
litotricias, Rx, radioterapia, etc. Que producen grandes descargas
electromagnéticas de baja frecuencia dañando seriamente nuestro campo de
energía (aura magnética). Al igual que
lo vuelos frecuentes por encima de los 30 mil pies de altura que desvanecen el
aura magnética.
Hay estudios suficientes de la
cantidad y calidad de la energía que liberan los teléfonos móviles, los
sistemas de radio wifi y los hornos microondas. Sobre este último quisiéramos
acotar que al cocinar o calentar algo en el microondas se produce una inversión
en la polaridad de las moléculas que han sido sometidas a esta radiación, al
ingresar a nuestros cuerpos las células no reconocen las sustancias pues vienen
con una carga eléctrica distinta a la que ella tiene codificada en sus
receptores y entonces se hace mal uso de la misma, trayendo trastornos severos
en la síntesis proteica celular; o no se puede incorporar al protoplasma
celular quedando abandonadas en el líquido intersticial incrementando aún más
la acidosis metabólica.
Es prioridad para recuperar y
mantener la salud vivir en ambientes poco contaminados exponiéndonos lo menos
posible a sustancias toxicas y campos de energías parásitos.
Medicamentos: quimioterapia.
Ya sabemos que la industria de la
alimentación y la industria farmacéutica son la misma cosa…fueron creadas y
están al servicio de poderosas corporaciones que controlan la vida del planeta.
Es común que la gente de hoy tome
al menos varios suplementos vitamínicos y dietéticos diariamente ¿si Ud. tiene
una alimentación balanceada, abundante en frutas y vegetales frescos, semillas
y otros; entonces para que los necesita?
Todavía hay mucha gente que piensa que el buen médico es aquel que
prescribe muchos medicamentos…porque así fueron ¨educados¨, o sea, programados.
Mientras más químicos ingrese a su cuerpo más ácido se pondrá. Eso no quiere
decir que si necesita algún tipo de medicación para una patología determinada
como antibióticos por ejemplo, no los use; lo que sí no debemos hacer es
habituarnos a consumir medicamentos por cualquier razón pues no harían ningún
bien, al contrario. ¿Por qué no explorar mejor las posibilidades de
autocuración que tenemos?
La quimioterapia acidifica el
organismo a tal extremo, que este debe recurrir a las reservas alcalinas de
forma inmediata para neutralizar tanta acidez, sacrificando bases minerales
(Calcio, Magnesio, Potasio) depositadas en huesos, dientes, uñas,
articulaciones y cabellos. Es por ese motivo que se observa semejante
degradación en las personas que reciben este tratamiento, y entre tantas otras
cosas, se les cae a gran velocidad el cabello. Para el organismo no significa
nada quedarse sin cabello, pero un PH ácido podría matarlo.
Después de muchos años de decirle
a la gente que la quimioterapia es la única manera de tratar (tratar
literalmente) y eliminar el cáncer, el Hospital John Hopkins (Centro Mundial de
Referencia) esta finalmente empezando a decir que hay alternativas para su
tratamiento.
En estudios recientes se ha
demostrado como la quimioterapia induce la secreción de un péptido en las
células sanas que estimula el crecimiento tumoral, o sea, hace todo lo
contrario a lo que debía hacer.
Esto no se da a conocer porque la
industria del cáncer y la quimioterapia es uno de los negocios más lucrativos y
multimillonarios que existen hoy en día.
Es simple comprender ahora cómo
todo aquel que ha levantado su voz para proponer terapias diferentes y usar
métodos naturales, simples y baratos ha sido tildado de loco, brujo o
estafador, llegando en ocasiones a ser asesinados en ¨trágicos accidentes¨ o se les ha retirado la licencia médica o han
sido encarcelados.
La acidez generada desde el
interior es propiciada por:
Estados depresivos crónicos.
Hábitos de pensamientos tóxicos.
Programación mental dirigida al miedo, el drama y las preocupaciones.
Una vez controlada la acidez
proveniente del exterior hay que prestar máxima atención a los estados
emocionales que favorecen la acidez que se genera en el interior como por
ejemplo el estrés psicoemocional, la depresión, la preocupación, el miedo, el
drama, la ira, los celos, el odio, etc.
Experimentos en neurología han comprobado
algo aparentemente descabellado: cuando vemos un determinado objeto aparece
actividad en ciertas partes de nuestro cerebro… pero cuando se exhorta al
sujeto a que cierre los ojos y lo imagine, la actividad cerebral es ¡idéntica!
Entonces, si el cerebro refleja la misma actividad cuando “ve” que cuando
“siente”, llega la gran pregunta: ¿cuál
es la Realidad?, afirma el bioquímico y doctor en medicina quiropráctica,
Joe Dispensa en el libro “¿y tú qué
sabes?”. En otras palabras, que fabricamos nuestra realidad desde la forma
en que procesamos nuestras experiencias, es decir, mediante nuestras emociones.
En un pequeño órgano llamado
hipotálamo se fabrican las respuestas emocionales. Allí, en nuestro cerebro, se
encuentra la mayor farmacia que existe, donde se crean unos pequeños compuestos
químicos llamados “péptidos”, pequeñas secuencias de aminoácidos que,
combinadas, crean las neurohormonas o neuropéptidos. Ellas se generan en el
cerebro todo el tiempo, o sea, los
pensamientos, recuerdos, emociones y sensaciones (que son impulsos u ondas
electromagnéticas) se vuelven físicos a través de estas neurohormonas y estas
son las responsables de lo que sentimos diariamente. Según John Hagelin,
profesor de física y director del Instituto para la ciencia, la tecnología y la
política pública de la Universidad Maharishi, dedicado al desarrollo de teorías
sobre el campo unificado cuántico: “hay
química para la rabia, para la felicidad, para el sufrimiento, la envidia,
etc…”
Cuando sentimos una determinada
emoción (las llamadas emociones
negativas), se liberan sustancias a la sangre que repercuten en las
células, los tejidos y los órganos del cuerpo físico y que pueden, por efecto
acumulativo, producir daños irreparables en el ser humano. El cerebro actúa como una tormenta que descarga los pensamientos
a través de la fisura sináptica (espacio por el que se conectan las neuronas).
Nadie ha visto nunca un pensamiento, ni siquiera en los más avanzados
laboratorios, pero lo que sí se ve es la tormenta eléctrica que provoca cada
mentalismo, conectando las neuronas a través de sus “fisuras sinápticas”.
Cada célula tiene miles de
receptores rodeando su superficie, como abriéndose a esas experiencias
emocionales. Candance Pert, poseedora de patentes sobre péptidos modificados y
profesora en la universidad de medicina de Georgetown, lo explica así: “Cada célula es un pequeño hogar de
conciencia. La entrada de un neuropéptido en una célula equivale a una descarga
de bioquímicos que pueden llegar a modificar el núcleo de ella”.
Nuestro cerebro crea estos
neuropéptidos y nuestras células son las que se acostumbran a “recibir” cada
una de las emociones: ira, angustia, alegría, envidia, miedo, generosidad,
pesimismo, optimismo, amor, etc… Al acostumbrarse a ellas, se crean hábitos de pensamientos que con el tiempo se
convierten en creencias, o sea, pasan del consciente al inconsciente; siendo
estas creencias las que gobiernan y determinan las experiencias de nuestra
vida.
A través de los millones de
terminaciones sinápticas, nuestro cerebro está continuamente re-creándose; un
pensamiento o emoción crea una nueva conexión, que se refuerza cuando pensamos
o sentimos “lo mismo” en repetidas ocasiones. Así es como una persona asocia
una determinada situación con una emoción: una mala experiencia como tragar
agua en una piscina cuando niño puede ser causa de asma cuando sea adulto y
cada vez que aparezcan situaciones parecidas que le recuerden (consciente o
inconscientemente) aquel evento pues le faltará el aire. Si no se interrumpe
esa asociación, nuestro cerebro podría relacionar ese pensamiento-objeto con
esa emoción y reforzar esa conexión, conocida en el ámbito de la psicología
como “fobia” o “miedo”, llegando a crearse cristalizaciones en el inconsciente
(engramas o resentires) que van a determinar nuestro comportamiento y los
resultados que obtendremos en la vida: salud o enfermedad, felicidad o
desdicha, riqueza o pobreza, etc.
Nuestro estado natural de ser es
el amor. Todo pensamiento o emoción gira alrededor de dos condiciones o sentimientos
básicos opuestos: el amor o el miedo.
Lo que no es motivado por el amor es motivado por el miedo, así lo que nos aleja de nuestro estado natural,
de nuestra esencia que es el amor se considera tóxico para nuestra mente y
cuerpo. No hay términos medios si no es el amor lo que nos motiva, es el miedo
entonces, sólo que la mayoría de las veces ese miedo está muy bien camuflado en
nuestro inconsciente porque ha sido puesto ahí desde nuestros antepasados. Es
el miedo colectivo con el que vive la humanidad cada día…con el miedo que nos
criaron y nos educaron, es con el miedo que vivimos y reaccionamos, es el miedo
a la escases, a la muerte, a las desgracias; siendo este miedo el responsable
de la violencia que aún vive la especie humana hasta nuestros días. El día que camines sobre este planeta sin
miedo, ese dia serás un hombre o una mujer libre.
Basados en estos principios
creamos hábitos de pensamientos y creencias que hacen de nuestra vida lo que
es: un paraíso o un infierno, hacen la salud o la enfermedad, hacen la
felicidad o la desgracia…la buena noticia es que podemos reprogramarnos a
nosotros mismos y cambiar nuestros hábitos de pensamiento y creencias en
cualquier momento, y liberarnos del miedo y la programación mental cuantas
veces queramos hacerlo. Nada es para siempre ni siquiera la programación
genética pues hay estudios recientes donde un grupo de científicos rusos (el
Dr. Piorj Gargajev y col.) lograron reparar una molécula de ADN dañada con Rx
usando palabras y sonidos.
Si queremos curarnos de una
enfermedad tenemos que re-crear, re-activar nuevas conexiones neuronales que
nos permitan reprogramar nuestros hábitos de pensamientos y cambiar nuestro
sistema de creencias, al mismo tiempo que liberamos el inconsciente de
artefactos, cristalizaciones, programas inadecuados y parásitos mentales que
nos han esclavizado por milenios.
Para obtener resultados distintos
tenemos que hacer cosas distintas, nadie puede sanar o cambiar su vida
verdaderamente si continúa haciendo, hablando, sintiendo y pensando de la misma
manera que lo llevó a enfermar o manifestar en su vida la experiencia que está
viviendo…¨pretender obtener resultados
diferentes haciendo lo mismo es LOCURA¨. Dijo Einstein.
Es de suma importancia comprender
que somos los creadores de nuestra vida que incluye nuestro cuerpo y por ende
los responsables de todo cuanto pasa en nuestro mundo. Hasta que no
comprendamos este postulado y lo apliquemos seguiremos buscando fuera de
nosotros las falsas causas de nuestra felicidad o desgracia, de nuestra salud o
enfermedad, de nuestra abundancia o miseria. No queremos ser responsables de
nada porque es más fácil buscarlos afuera así no tenemos que mirar el saco de
papas podridas (basura emocional) que cargamos en nuestro interior pero hasta que
no lo hagamos no sanaremos realmente.
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