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miércoles, 24 de septiembre de 2014

Cáncer - Un Enfoque Holístico. Dr. Gabriel López. 3/8.




Causas medioambientales:

Nos referiremos muy escuetamente  a los ambientes contaminados que facilitan la incorporación de toxinas a nuestro cuerpo, así como  el aire contaminado y los campos de energía electromagnética parásitos.
Ya vimos la importancia de mantener la adecuada oxigenación de los tejidos pues las células cancerosas no pueden vivir en un medio debidamente oxigenado, sin embargo muchos de nosotros vivimos en ciudades muy contaminadas o trabajamos en ambientes viciados con altos niveles de contaminación, respirando todo el tiempo  aire impregnado de tóxicos que van de los pulmones a la sangre agravando la hipoxia tisular y la acidez plasmática. 

Otro factor importante que está marcando la vida del hombre moderno es el uso de cosméticos, productos de aseo personal, tintes, cremas y químicos usados para el aseo de hogares, oficinas, piscinas, etc. llevando grandes cantidades de sustancias toxicas a la sangre ya sea por ingestión como por contacto con la piel y las mucosas incrementando la carga toxica de la sangre.

Con el desarrollo tecnológico alcanzado es muy común para gran cantidad de personas vivir, trabajar y descansar en ambientes muy contaminados con campos electromagnéticos parásitos. Hace menos de cien años apenas una pequeña fracción de la humanidad tenía electricidad, hoy en día cualquiera tiene un teléfono celular, nuestras casas y trabajos están repletos de equipos electrónicos que aportan vibraciones de baja frecuencia que interfieren el correcto funcionamiento de nuestro sistema energético bloqueando los chakras y los canales energéticos del ser humano, esto es muy dañino sobre todo a la hora de dormir que es el momento donde nosotros nos reequilibramos, nos recargamos y nos regeneramos para poder mantener nuestro cuerpo sano.

También se pueden agregar exámenes y tratamientos médicos radiológicos como resonancias, tomografías, litotricias, Rx, radioterapia, etc. Que producen grandes descargas electromagnéticas de baja frecuencia dañando seriamente nuestro campo de energía (aura magnética).  Al igual que lo vuelos frecuentes por encima de los 30 mil pies de altura que desvanecen el aura magnética.
Hay estudios suficientes de la cantidad y calidad de la energía que liberan los teléfonos móviles, los sistemas de radio wifi y los hornos microondas. Sobre este último quisiéramos acotar que al cocinar o calentar algo en el microondas se produce una inversión en la polaridad de las moléculas que han sido sometidas a esta radiación, al ingresar a nuestros cuerpos las células no reconocen las sustancias pues vienen con una carga eléctrica distinta a la que ella tiene codificada en sus receptores y entonces se hace mal uso de la misma, trayendo trastornos severos en la síntesis proteica celular; o no se puede incorporar al protoplasma celular quedando abandonadas en el líquido intersticial incrementando aún más la acidosis metabólica.
Es prioridad para recuperar y mantener la salud vivir en ambientes poco contaminados exponiéndonos lo menos posible a sustancias toxicas y campos de energías parásitos.  

Medicamentos: quimioterapia.

Ya sabemos que la industria de la alimentación y la industria farmacéutica son la misma cosa…fueron creadas y están al servicio de poderosas corporaciones que controlan la vida del planeta.

Es común que la gente de hoy tome al menos varios suplementos vitamínicos y dietéticos diariamente ¿si Ud. tiene una alimentación balanceada, abundante en frutas y vegetales frescos, semillas y otros; entonces para que los necesita?  Todavía hay mucha gente que piensa que el buen médico es aquel que prescribe muchos medicamentos…porque así fueron ¨educados¨, o sea, programados. Mientras más químicos ingrese a su cuerpo más ácido se pondrá. Eso no quiere decir que si necesita algún tipo de medicación para una patología determinada como antibióticos por ejemplo, no los use; lo que sí no debemos hacer es habituarnos a consumir medicamentos por cualquier razón pues no harían ningún bien, al contrario. ¿Por qué no explorar mejor las posibilidades de autocuración que tenemos?

La quimioterapia acidifica el organismo a tal extremo, que este debe recurrir a las reservas alcalinas de forma inmediata para neutralizar tanta acidez, sacrificando bases minerales (Calcio, Magnesio, Potasio) depositadas en huesos, dientes, uñas, articulaciones y cabellos. Es por ese motivo que se observa semejante degradación en las personas que reciben este tratamiento, y entre tantas otras cosas, se les cae a gran velocidad el cabello. Para el organismo no significa nada quedarse sin cabello, pero un PH ácido podría  matarlo.

Después de muchos años de decirle a la gente que la quimioterapia es la única manera de tratar (tratar literalmente) y eliminar el cáncer, el Hospital John Hopkins (Centro Mundial de Referencia) esta finalmente empezando a decir que hay alternativas para su tratamiento.

En estudios recientes se ha demostrado como la quimioterapia induce la secreción de un péptido en las células sanas que estimula el crecimiento tumoral, o sea, hace todo lo contrario a lo que debía hacer.

Esto no se da a conocer porque la industria del cáncer y la quimioterapia es uno de los negocios más lucrativos y multimillonarios que existen hoy en día.

Es simple comprender ahora cómo todo aquel que ha levantado su voz para proponer terapias diferentes y usar métodos naturales, simples y baratos ha sido tildado de loco, brujo o estafador, llegando en ocasiones a ser asesinados en ¨trágicos accidentes¨ o se les ha retirado la licencia médica o han sido encarcelados.



Acidez proveniente del Interior.

La acidez generada desde el interior es propiciada por:

  Estados depresivos crónicos.

  Hábitos de pensamientos tóxicos.

 Programación mental dirigida al miedo, el drama y las preocupaciones.

Una vez controlada la acidez proveniente del exterior hay que prestar máxima atención a los estados emocionales que favorecen la acidez que se genera en el interior como por ejemplo el estrés psicoemocional, la depresión, la preocupación, el miedo, el drama, la ira, los celos, el odio, etc.

Experimentos en neurología han comprobado algo aparentemente descabellado: cuando vemos un determinado objeto aparece actividad en ciertas partes de nuestro cerebro… pero cuando se exhorta al sujeto a que cierre los ojos y lo imagine, la actividad cerebral es ¡idéntica! Entonces, si el cerebro refleja la misma actividad cuando “ve” que cuando “siente”, llega la gran pregunta: ¿cuál es la Realidad?, afirma el bioquímico y doctor en medicina quiropráctica, Joe Dispensa en el libro “¿y tú qué sabes?”. En otras palabras, que fabricamos nuestra realidad desde la forma en que procesamos nuestras experiencias, es decir, mediante nuestras emociones.

En un pequeño órgano llamado hipotálamo se fabrican las respuestas emocionales. Allí, en nuestro cerebro, se encuentra la mayor farmacia que existe, donde se crean unos pequeños compuestos químicos llamados “péptidos”, pequeñas secuencias de aminoácidos que, combinadas, crean las neurohormonas o neuropéptidos. Ellas se generan en el cerebro todo el tiempo, o sea,  los pensamientos, recuerdos, emociones y sensaciones (que son impulsos u ondas electromagnéticas) se vuelven físicos a través de estas neurohormonas y estas son las responsables de lo que sentimos diariamente. Según John Hagelin, profesor de física y director del Instituto para la ciencia, la tecnología y la política pública de la Universidad Maharishi, dedicado al desarrollo de teorías sobre el campo unificado cuántico: “hay química para la rabia, para la felicidad, para el sufrimiento, la envidia, etc…”

Cuando sentimos una determinada emoción (las llamadas emociones negativas), se liberan sustancias a la sangre que repercuten en las células, los tejidos y los órganos del cuerpo físico y que pueden, por efecto acumulativo, producir daños irreparables en el ser humano. El cerebro actúa como una tormenta que descarga los pensamientos a través de la fisura sináptica (espacio por el que se conectan las neuronas). Nadie ha visto nunca un pensamiento, ni siquiera en los más avanzados laboratorios, pero lo que sí se ve es la tormenta eléctrica que provoca cada mentalismo, conectando las neuronas a través de sus “fisuras sinápticas”.

Cada célula tiene miles de receptores rodeando su superficie, como abriéndose a esas experiencias emocionales. Candance Pert, poseedora de patentes sobre péptidos modificados y profesora en la universidad de medicina de Georgetown, lo explica así: “Cada célula es un pequeño hogar de conciencia. La entrada de un neuropéptido en una célula equivale a una descarga de bioquímicos que pueden llegar a modificar el núcleo de ella”.

Nuestro cerebro crea estos neuropéptidos y nuestras células son las que se acostumbran a “recibir” cada una de las emociones: ira, angustia, alegría, envidia, miedo, generosidad, pesimismo, optimismo, amor, etc… Al acostumbrarse a ellas, se crean hábitos de pensamientos que con el tiempo se convierten en creencias, o sea, pasan del consciente al inconsciente; siendo estas creencias las que gobiernan y determinan las experiencias de nuestra vida.

A través de los millones de terminaciones sinápticas, nuestro cerebro está continuamente re-creándose; un pensamiento o emoción crea una nueva conexión, que se refuerza cuando pensamos o sentimos “lo mismo” en repetidas ocasiones. Así es como una persona asocia una determinada situación con una emoción: una mala experiencia como tragar agua en una piscina cuando niño puede ser causa de asma cuando sea adulto y cada vez que aparezcan situaciones parecidas que le recuerden (consciente o inconscientemente) aquel evento pues le faltará el aire. Si no se interrumpe esa asociación, nuestro cerebro podría relacionar ese pensamiento-objeto con esa emoción y reforzar esa conexión, conocida en el ámbito de la psicología como “fobia” o “miedo”, llegando a crearse cristalizaciones en el inconsciente (engramas o resentires) que van a determinar nuestro comportamiento y los resultados que obtendremos en la vida: salud o enfermedad, felicidad o desdicha, riqueza o pobreza, etc. 

Nuestro estado natural de ser es el amor. Todo pensamiento o emoción gira alrededor de dos condiciones o sentimientos básicos opuestos: el amor o el miedo. Lo que no es motivado por el amor es motivado por el miedo, así  lo que nos aleja de nuestro estado natural, de nuestra esencia que es el amor se considera tóxico para nuestra mente y cuerpo. No hay términos medios si no es el amor lo que nos motiva, es el miedo entonces, sólo que la mayoría de las veces ese miedo está muy bien camuflado en nuestro inconsciente porque ha sido puesto ahí desde nuestros antepasados. Es el miedo colectivo con el que vive la humanidad cada día…con el miedo que nos criaron y nos educaron, es con el miedo que vivimos y reaccionamos, es el miedo a la escases, a la muerte, a las desgracias; siendo este miedo el responsable de la violencia que aún vive la especie humana hasta nuestros días. El día que camines sobre este planeta sin miedo, ese dia serás un hombre o una mujer libre.

Basados en estos principios creamos hábitos de pensamientos y creencias que hacen de nuestra vida lo que es: un paraíso o un infierno, hacen la salud o la enfermedad, hacen la felicidad o la desgracia…la buena noticia es que podemos reprogramarnos a nosotros mismos y cambiar nuestros hábitos de pensamiento y creencias en cualquier momento, y liberarnos del miedo y la programación mental cuantas veces queramos hacerlo. Nada es para siempre ni siquiera la programación genética pues hay estudios recientes donde un grupo de científicos rusos (el Dr. Piorj Gargajev y col.) lograron reparar una molécula de ADN dañada con Rx usando palabras y sonidos.

Si queremos curarnos de una enfermedad tenemos que re-crear, re-activar nuevas conexiones neuronales que nos permitan reprogramar nuestros hábitos de pensamientos y cambiar nuestro sistema de creencias, al mismo tiempo que liberamos el inconsciente de artefactos, cristalizaciones, programas inadecuados y parásitos mentales que nos han esclavizado por milenios.
Para obtener resultados distintos tenemos que hacer cosas distintas, nadie puede sanar o cambiar su vida verdaderamente si continúa haciendo, hablando, sintiendo y pensando de la misma manera que lo llevó a enfermar o manifestar en su vida la experiencia que está viviendo…¨pretender obtener resultados diferentes haciendo lo mismo es LOCURA¨. Dijo Einstein.

Es de suma importancia comprender que somos los creadores de nuestra vida que incluye nuestro cuerpo y por ende los responsables de todo cuanto pasa en nuestro mundo. Hasta que no comprendamos este postulado y lo apliquemos seguiremos buscando fuera de nosotros las falsas causas de nuestra felicidad o desgracia, de nuestra salud o enfermedad, de nuestra abundancia o miseria. No queremos ser responsables de nada porque es más fácil buscarlos afuera así no tenemos que mirar el saco de papas  podridas (basura emocional) que cargamos en nuestro interior pero hasta que no lo hagamos no sanaremos realmente.


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